Gozos

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado.

Ven, ven, ven.
Ven a nuestras almas,
Jesús ven, ven,
ven, ven!
Ven a nuestras almas, Jesús ven, ven a nuestras almas,
no tardes tanto, no tardes tanto,
Jesús ven, ven,
ven, ven!

¡Oh sapiencia suma
del Dios soberano,
que al nivel de un niño
te hayas rebajado!

¡Oh divino infante
ven para enseñarnos
la prudencia que hace
verdaderos sabios!

¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

¡Oh, raíz sagrada
de José que en lo alto
presentas al orbe
tu fragante nardo!

¡Dulcísimo Niño
que has sido llamado
Lirio de los valles
Bella flor del campo!

¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

¡Oh, lumbre de Oriente,
sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas
tu esplendor veamos!

¡Niño tan precioso,
dicha del cristiano,
luzca la sonrisa
de tus dulces labios!

¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

¡Rey de las naciones,
Emmanuel preclaro,
de Israel anhelo,
pastor del rebaño!

¡Niño que apacientas
con suave cayado,
ya la oveja arisca,
ya el cordero manso!

¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

¡Ábranse los cielos
y llueva de lo alto
bienhechor rocío,
como riego santo!

¡Ven hermoso Niño,
ven Dios humanado!
¡Luce, hermosa estrella,
brota, flor del campo!

¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

¡Ven, que ya María
previene sus brazos,
do su niño vean,
en tiempo cercano!

¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro,
se dispone a hacerse
de tu amor sagrario!

¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

¡Del débil auxilio,
del doliente amparo,
consuelo del triste,
luz del desterrado!

¡Vida de mi vida,
mi dueño adorado,
mi constante amigo,
mi divino hermano!

¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

¡Ven ante mis ojos,
de ti enamorados!
¡Bese ya tus plantas,
bese ya tus manos!

¡Prosternado en tierra
te tiendo los brazos
y aún más que mis frases
te dice mi llanto!

¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!

¡Ven, Salvador nuestro,
por quien suspiramos.

¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!